Heartbreak is forever.

Deje otra vez el blog algo abandonado, pero esta vez fue porque estuve 3 meses sin PC D:
Y esos tres meses Agos me escribió un fic TakaJima y es el que voy a dejar hoy~
Pero antes quería agradecerle porque además de que me hizo muy feliz que lo escribiera, ella sabe lo mucho que deseaba leer un TakaJima ><
Gracias por tomarte un tiempito para hacerlo ♥

Nombre: Heartbreak is forever
Autora: Uebo Hime
Pareja: TakaJima (Takaki Yuya x Nakajima Yuto)
Formato: Introducción + trishot



Introducción

Mi boca no dejaba de moverse, millones de palabras salían de allí y rebotado en el aire. Pero nadie me escuchaba. Era yo mismo el que necesitaba decirme -más bien reprocharme- todo lo malo que había hecho, lo mal que me había comportado, los errores que cometí. Seguí gritando a mi interior, pero a la vez se lo gritaba al mundo. Mi voz era fuerte, segura -aunque por momentos se quebrada. Aquella terraza estaba desierta, pero a su vez las calles que rodeaban al edificio estaban repletas e iluminadas con esos bellos carteles luminosos.

Tomo, la bella ciudad de Tomo, no entendía mis gritos, mi desesperación. Pero la gente continuaba caminando, y mis potentes gritos eran a callados por las bocinas de los autos y de los transeúntes -que poco prestaban atención a lo que sucediese fuera de sus vidas-.

Me tomé la cabeza algo mareado. Me acerqué a la barandilla más cercana, y apoyando la espalda en ella, me dejé caer hasta que aquella terraza me acogió con su frío y sucio embalsada.

A pesar de haberme liberado, mi pecho seguía. Me tapé la cara con ambas manos, y al hacerlo fue cuando me di cuenta de que estaba llorando, ya que mis manos se habían humedecido gracias a mi llanto.

¡Había sido un idiota! ¡Había hecho una estupidez! ¿¡Cómo fue!? ¿¡Por qué lo hice!? Aún no lo sé. Aun habiendo pasado 3 años, no lo descubro. Pero en aquel momento, me dolía tanto no entenderlo, mucho más que lo que pudiese dolerme ahora, porque… aún duele.

Traté de calmar mi llanto, que había empezado a ser más desesperado, y me giré para observar la ciudad por la barandilla mientras me levantaba. Cerré los ojos sintiendo la brisa y suspiré pesadamente.

Caminé por los pasillos del edificio, bajé la escalera despacio, tanto que me demoré una hora en bajar los tres pisos que me separaban de mi hogar. Abrí la puerta con mi llave y me quité los zapatos al entrar.

Caminé hacia la cocina y tomé un poco de agua directo de la canilla.

Todo el lugar me recordaba a ti.

Parte I

La primavera había terminado, otro semestre comenzaba. Respiré fuerte. Estaba agotado, totalmente desganado. La escuela me tenía cansado. No era un mal alumno pero digamos que tampoco era el mejor. Algunas asignaturas me daban ganas de arrancarme los cabellos, pero intentaba sobreponerme y aprobarlas. No quería más. Por suerte era mi último año y luego todo terminaría.

Me arreglé mi uniforme y me mojé la cara por última vez. La sequé y me dirigí a desayunar. Tomé el café en silencio, mi hermano no dejaba de reírse hablando con mamá, pero yo estaba en otro mundo, la verdad era que no tenía ni las mínimas ganas de comenzar el semestre.

Ittekimasu —saludé a mamá y tomé mi mochila para irme.

Itterashai —contestó y me despidió en la entrada mientras arreglaba el uniforme de mi hermano menor.

Caminé por la calle tranquilo. Despacio, de verdad no tenía ganas de llegar. En el camino me topé con un chico, 20 o 21 años tendría. Tropezamos, y todos los papeles que llevaba en sus brazos cayeron.

— Lo siento —dije— Venía distraído —me excusé.

— No te preocupes —contestó con una sonrisa mientras recogía sus papeles. Lo ayudé.

Me examinó. Noté que se detuvo en la insignia de mi uniforme.

— ¿Estudias en el Hishoshi Gakuen? —me preguntó.

— Si —simplemente contesté.

— Debes apurarte, llegarás tarde —dijo y luego asentí y salí corriendo—. Y no corras, ten cuidado —me gritó ante lo que le hice una seña de que estaba bien.

Llegué a la escuela a tiempo. Suspiré aliviado y recuperé mi respiración.

Subí las escaleras y me senté en mi pupitre. El salón era un caos, todos saludándose. Y yo solo, como de costumbre.

En aquel salón no tenía amigos, todos ellos no tenían nada en común conmigo. No eras antisocial. Pero mis amigos no se hallaban allí, sino en otros salones.

Recosté mi cabeza en la mesa y esperé a que entrase el nuevo tutor.

Se escuchó la puerta y ni siquiera me levanté.

Ohayo minna~ —dijo alguien muy enérgico.

Esa voz.

Levanté la mirada y lo vi. El chico de esta mañana. ¿Era… profesor? Sonreí. Me había caído bien a pesar de que a duras penas sólo habíamos tropezado.

Me concentré en su asignatura, era una de las que mas difícil se me hacía, inglés.

No solo me costaba entenderlo, sino que siempre me dispersaba, con cualquier cosa a mí alrededor. Y aquella vez no fue la excepción: el profesor me distraía.

Miré todo de él: su cara, sus ojos, delineé su sonrisa con mis pupilas. Bajé por su cuello, miré la contextura de su torso..., y me detuve. Daba pena, me daba pena seguir mirándolo. Me sentí un niño pervertido.

Agité mi cabeza. No entendía por qué mis ojos no podían despegarse de él. Me sentía adherido con cemento a su ser. Era extraño pero no molesto. No lograba comprender la razón por la que no podía dejar de mirarlo. Sonreí, cada segundo me parecía mas atractivo.

So... It's all for today. Do your homework! See you next week! dijo Takaki-sensei y tomó sus cuadernos para dirigirse a la salida. Suspiré al verlo salir por la puerta del salón.

¡Yuto! me habló un compañero— ¿Has entendido el tema de hoy? Te note muy concentrado...

¿Eh? lo miré sin comprender ¿Qué hemos visto hoy? mi compañero negó con la cabeza enérgicamente.

¡Pronombres! ¡Pronombres! rió yendo a sentarse a su sitio.

Sí, el nivel de inglés que teníamos era un fiasco. Aún seguíamos con las cosas más sencillas. La verdad era que muy pocos en aquel salón eran buenos en algo.

Aunque por suerte todos teníamos alguna asignatura que nos gustase. La biología, en el área de los animales, principalmente en lo que de insectos se trate, era lo que mas me agradaba estudiar.

Apoyé de nuevo mi cabeza contra la mesa y me concentré en dormir, o mas bien sonar despierto, para no tener que pensar en fórmulas matemáticas.

En cuanto la clase acabó, alcé mi mirada y tomé mis cosas para dirigirme hacia la terraza para comer mi almuerzo.

Subí las escaleras en busca de esa paz que ese lugar solía ofrecerme.

En cuanto entré, lo vi.

Estaba recostado en un zócalo de cemento, con los ojos cerrados. Sus cabellos se movían con el viento, y lo hacían ver completamente angelical.

Me acerqué lo suficiente como para que su sonrisa me transmitiese la paz que necesitaba.

Me acerqué y aspiré su perfume, ese que olia a vainilla que te hacía sentir como en casa.

Admiré sus pestanas largas, que parecían querer escapar con el viento.

Sus labios me llamaban. Parecían tener impregnado en ellos el sabor del amor.

Sensei murmuré a penas.

Pero él me escuchó y marcó más su sonrisa.

No dijo nada. Se quedó en silencio, notando que mi susurro había sido prácticamente arrojado hacia su oído.

Giró su cara. Mis labios quedaron cercanos a los suyos. Temblé. En cambio él, sonrió aún más.

Ahí fue que supe que me estaba enamorando de Takaki-sensei.

Parte II

Entramos. Sentí como si mis piernas fallaran, me sentí débil. Envuelto en sus brazos, tiritando.

Sentí mi corazón vibrar. Quería huir de mi interior. Quería, luego, escapar junto al suyo.

Quería fundirme en sus brazos, sentirme amado, protegido.

Sentir que nada mas me hacia falta. Que aquellos brazos eran mi sustento, y me protegerían hasta el fin del mundo. Que su pecho era mi cobijo, aquel escudo protector que me alejaría de lo malo, que me cubriría del dolor, que me ofrecería simplemente respaldo para enfrentarme a la vida.

Tranquilo me dijo y asentí. De igual forma seguía nervioso. Sentía que iba a perder el conocimiento en algun momento. Si no estás seguro… lo interrumpí, negando enérgicamente.

Hace ocho meses que lo vengo pensando, agradezco que no hayas intentado apresurar las cosas y hayas pensado en mí dije y le sonreí en modo de agradecimiento... pero estoy seguro ahora, quiero que me tomes, que te fundas conmigo, porque te amo, porque quiero estar contigo por siempre...

Me alegra saber eso dijo él y sonreí suavemente.

No niego que estoy asustado dije casi temblando.

Lo noto rió suavemente y me besó, lo que logró distenderme. Sonreí, aquel beso había sido el más casto de todo los que nos habíamos dado en meses. Y a pesar de que no era el mejor momento para aquello no pude evitar sentirme cómodo ante tal acto.

Reí suavemente. Lo miré.

¿Eso es todo lo que puedes dar Yuya? le pregunté en tono desafiante. No pude evitar sentirme raro en aquel momento. Yo no era así, pero la situación actual lo ameritaba.

¿Qué fue eso? preguntó con una sonrisa—. Ven aquí me tomó de la cintura y me dio un beso que jamás voy a olvidar. Lo tomé por el cuello, no pude evitar atraerlo hacia mí, llenarme por completo de aroma. Ya no olía a vainilla, últimamente olía más masculino, más sensual, más maduro.

De repente me encontré sobre su cama. Me sentí en el cielo cuando sus manos recorrieron mi pecho. Cuando sus dedos recorrieron mis tetillas y las pellizcaron. Un débil gemido se escapó de mis labios. Supongo me habia sonrojado, ya que su sonrisa al verme fue completamente tierna.

Me sentí aún más arriba del cielo cuando sumó sus labios al recorrido, cuando saboreó con su lengua mi piel, cuando marcó con sus dientes suavemente mi cuerpo convirtiéndolo en materia de su propiedad.

Le pertenecía, y por siempre lo haría. Por siempre estarían marcadas en mi piel sus huellas. Cada uno de los trazados que en reiterados días haría sobre mi cuerpo.

Le pertenecí allí, y lo hago ahora. Y lo haré por siempre.

En cuanto mis brazos me permitieron, pude despojarlo de aquella camisa blanca. Aquella con la que lo conocí camino a la escuela, aquel momento en que mi vida había cambiado, en que me había convertido en el ser más feliz de la vida entera.

Mis manos inexpertas mucho no podian hacer, sin embargo él soltaba suspiros y cerraba los ojos, acciones que me daban a entender que, sólo por ser yo quien lo acariciaba, lo estaba disfrutando.

Mis manos se perdieron en su estómago, se perdieron por allí, acariciándolo. Las yemas de mis dedos ardían ante el contacto con su piel.

Y de un momento a otro me encontré desnudo por completo. No supe cuánto tiempo había pasado desde que comenzamos a acariciarnos, lo único que supe es que había pasado el suficiente tiempo como para que me relajara. Una hora y media quizá. Era poco siendo que lo amaba tanto que podría suspirar y gemir tan sólo con sus roces durante toda la eternidad.

Eres hermoso dijo en un susurro.

Estoy seguro que tú lo eres más Takaki-sensei dije mientras unía nuestros labios.

Y allí nos fundimos juntos. Nos amamos mutuamente. Tuvimos todo el resto de la noche para amarnos por primera vez.

En ese momento le perteneci.

Parte III (FINAL)

Mi vida se llenó de problemas. El ingreso a la universidad rompió mis esquemas.

Dejé de ir a la casa que compartíamos. Dejé de besarte, dejé de fundirme contigo.

Mis ojos cambiaron su color, siempre estaban rojizos. La droga me hacía daño. Me estaba destrozando.

Nos estaba destruyendo poco a poco.

Pero no te importó. Seguiste a mi lado, me cuidaste, intentaste persuadirme, pero yo negando la situación, respondía con un "Estoy bien".

Y ese día, ese día nunca lo olvidare. Nunca olvidaré es golpe directo hacia mi alma. Ese destrozo hacia mi corazón, pero principalmente al tuyo, al que logró apagarlo. Destruirlo, hacerlo desaparecer.

Ese día en el que nuestra relación finalizó, pero en el que nuestro amor se fortaleció. No voy a olvidarte, me lo he prometido.

Me he prometido no dejar de pensar en ti, en todo lo que fuiste, lo que eres y lo que serás para mí.

Así miles de personas dejen besos en mi piel, nadie podrá quitar el sabor de los tuyos de el. Nadie podrá hacerme suspirar, jadear, o incluso gemir con tan sólo sutiles roces. Nadie podrá darme el placer que me dabas. Jamás podrán.

Porque Takaki-sensei, nadie podrá amarme más que tú. Nadie podrá. Nadie podrá igualar tu cariño. Ni siquiera tus desayunos quemados por la mañana, ni tus besos de buenas noches desde un llamado al celular.

Porque no podré amar a nadie mas que a ti. Porque mi cariño seguirá siendo para ti. Siempre le diré a todos que te amo más que nadie, y así me traten de loco, seguiré amándote aunque ya no estés a mi lado.

Jamás sentiré que fue un derroche de tiempo cuidarte noche y día luego de aquello. Y nunca me arrepentiría de las noches sin comer.

Porque esos años que pase cuidándote fueron mi fortaleza, porque quería que estuvieses de nuevo a mi lado.

Porque aunque todo eso haya sido en vano, se que di todo de mí, para protegerte.

Lamento haber sido tan tonto. Lamento haber ido allí, lamento tanto aquello. Te agradezco haberme protegido. Pero hubiera dejado mi vida a cambio de un segundo más de ti.

Sé que en tu lugar hubiese hecho lo mismo por ti.

Lamento haberme dejado arrastrar por esa gente. Esa banda de idiotas que me arrastró a ese mundo asqueroso. Lamento no haber detenido ese gatillo jalado por defenderme. Lamento... Tu sufrimiento.

Cuando aquel disparo te atravesó cercano al corazón, sentí que moría contigo. Y a pesar de que me diste una esperanza al ver que seguías con vida, los años pasaron, en silencio, sin movilidad. Yo cuidándote, tu luchando.

— Nunca me dejes —supliqué. Pero no pudiste más.

Tus latidos cesaron. Pero estoy seguro que tu amor por mí no cesará jamás.

Comentarios

  1. Llore... no digo mas porque para hacerme llorar con una historia tenes que ser JK Rowling,(fuera de joda la nica que me hizo llorar con sus libros). Asiq ya sabes lo mucho q me gusto

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